jueves, 8 de noviembre de 2018

Rapsodia Bohemia

Freddy Mercury, todavía sin gomina
Siempre va a haber expectativas alrededor de ciertas películas. El anuncio del rodaje, sobre todo si es esperado, crea ilusión y ganas de visionar el filme. Más tarde, igual pasan varios años, unos seis meses antes del estreno, se empieza a bombardear a la gente con traileres y muchísima publicidad, sobre todo a través de la televisión, además de Internet y las redes sociales. El potencial público se emociona, lo comenta con amigos y guarda cola para no perderse la primera visualización de la película en pantalla grande. Compra palomitas tamaño súper-extre-mega-gigante para disfrutar de dos horas de puro entretenimiento. Así pasa básicamente con todos los blockbusters, esto es, megaproducciones cuyo objetivo es generar el máximo dinero posible intentando captar al máximo número de personas mediante campañas de marketing. Son todos esperados, y normalmente son secuelas que cuentan con un nutrido grupo de fans Se producen numerosas secuelas y "spins-off". Dentro de esta definición encontramos dos sagas: Los Vengadores y Star Wars, por ejemplo. Las dos consolidadas como las más rentables en el cine.
Estos suelen ser los ingredientes necesarios para que una película sin un guión excelente, ni actuación soberbia o dirección magnífica triunfe. Normalmente suelen tener acción a raudales y estar llenas de "efectos despreciables". Pero, en este caso, la película que presento, a pesar de compartir algunos de los rasgos anteriormente mencionados, sí se sale de los cánones que hemos marcado. Hablamos, ni más ni menos, de Bohemian Rapsody.
Queen, en uno de sus conciertos
Bohemian Rapsody es una película que cuenta la vida de Freddy Mercury, vocalista y líder de la banda británica Queen. El rodaje cuenta con varios tips que hemos contado antes. Por ejemplo, ya se sabe que la película va a triunfar en cuanto a taquilla se refiere, ya que Queen fue y sigue siendo una grupo de música referente e internacional, que idolatra mucha gente y cuya música ha marcado una época. Y todavía la sigue marcando. Además, se ha creado una gran expectación en torno a la película por las redes sociales y con una buena campaña de marketing en Internet.
Sin embargo, lo que le añade valor a la película son varios factores. En primer lugar, y el que todo el mundo ha destacado, es la gran actuación de Rami Malek (conocido por sus trabajos en Mr. Robot o como faraón Ahkmenrah en Noche en el Museo). Necesaria, ya que gran parte de la película gira en torno al personaje de Freddy Mercury; su conflictiva personalidad, sumado a su singular comportamiento encima del escenario y a su (verdadera, falsa, hipotética...) homosexualidad hacen de él un personaje difícil de interpretar.
En segundo lugar, al tratarse de una película basada en hechos reales, no precisa de efectos especiales, pero sí que merece una especial atención la ambientación, en este caso la de las décadas setenta, ochenta y noventa. Por cierto, mención especial a la caracterización de los actores. Si hay algo difícil en imitar a alguien conocido, eso es su aspecto. En este caso lo han logrado sobremanera. Y, en tercer lugar, el guión no es chapucero, sino que Anthony McCarten ha elaborado un guión muy sólido y muy creíble en cuanto a la historia de Feddy Mercury y de Queen se refiere.
Igual es verdad que no es la mejor película de la historia. Igual no es el estreno más esperado del año. Pero, como este espacio es mío, me gusta y me hacía ilusión ver la película, este es el acontecimiento más destacado en el cine de 2018.
Sin discusión.

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